Es un hecho incuestionable que el estudio de mercado es la clave para tomar el pulso al consumidor. Sin embargo, las encuestas y estudios ex ante y ex post que se realizan no evitan que exista la limitación de la muestra.
La despersonalización de la oferta requiere de gran inversión de medios para coincidir con la demanda y viceversa.
Ambas partes dedican un tiempo precioso a encontrarse.
El método de prueba-error desgasta los recursos del fabricante con la consiguiente elevación de costes (y/o de precios) y reducción de beneficios.
La diversificación a ciegas con un cliente exigente, que optimiza al máximo su presupuesto cada vez es más arriesgada.
¿Es posible ir a lo seguro y satisfacer al cliente? Lo es.
Entramos en una nueva fase de relación oferta-demanda, donde el consumidor final puede quedar plenamente satisfecho y el productor consigue optimizar costes, ganar en competitividad, fidelización de clientes,…un mercado casi perfecto.
Ambas partes pueden beneficiarse mutuamente con un sencillo intercambio de información directa, personal e inmediata.
No es cuestión de qué quiere el cliente en general, si no el cliente en particular.
No es el puro azar o casualidad, es un estudio dedicado y a medida.
Cada vez más fácil, cada vez más cerca.